22 de agosto de 2024

Protocolo para todos.

 

"...Detengámonos un momento en este concepto. El "protocolo" es algo que impera en clubes, sociedades de fomento, asociaciones civiles, universidades, escuelas privadas o públicas, empresas, medios de comunicación; en cualquier ámbito en que haya interacción de ambos sexos habrá un "protocolo" que a priori condenará al varón solo por el hecho de serlo..."


Carlos Balmaceda *

22-8-2024


Lourdes Arrieta denunció a un compañero de bancada por "violencia de género", cumpliendo así un episodio más de la banalización del término, que alcanzó su cenit con Fabiola Yáñez, que, invitada a denunciar a su ex marido, rehusó un domingo y aceptó al día siguiente hacerlo, para luego filtrar videos y chats y después revelar que había perdido su celular. 


Cualquiera de ustedes que tenga un amigo, hermano, padre o tío varón heterosexual podrá averiguar qué está pasando en los ámbitos de trabajo, donde, frente a cualquier conato de conflicto, el hombre es acusado de "violencia de género", lo que puede derivar, sin pruebas, sin averiguaciones, sin denuncia judicial formal, en su despido, o, por lo menos, en su ostracismo. 


C.V., a quien no puedo nombrar porque ha pasado a ser un fantasma en la Facultad de Humanidades de La Plata, y así quiere continuar, no puede pasar por determinados pasillos de esa casa de estudios, y quedó recluido a tareas ajenas a la docencia. La denuncia es, como suele ocurrir, ridícula, falsa y sin sustento, pero poco importa si la frase mágica "violencia de género" la presidió. 


Para A.C. las consecuencias de un acto igualmente ruin, fueron más crudas. La intervención de fuerzas de la izquierda y La Cámpora terminó operando con aprietes contra su mujer e hijos. A.C. no quiere hablar precisamente por estas circunstancias. 


Más de uno de ustedes que lee esto supondrá que ambos casos son aislados y están encapsulados en una misma facultad. No es así. La metodología se extiende a todas las universidades, y es por eso que clamo en el desierto que hay que salvar a las casas de estudio de sí mismas. 


La causa y la forma de castigo que produce y consiente estas tropelías es el "protocolo" de cada universidad. 


Detengámonos un momento en este concepto. El "protocolo" es algo que impera en clubes, sociedades de fomento, asociaciones civiles, universidades, escuelas privadas o públicas, empresas, medios de comunicación; en cualquier ámbito en que haya interacción de ambos sexos habrá un "protocolo" que a priori condenará al varón solo por el hecho de serlo. 


El "protocolo" ha naturalizado y ocultado la idea de que se trata de un instrumento paralegal, que está por arriba y a veces en contra de la Constitución, Lo que dicen referentes de LLA respecto de esta cuestión, es cierto: nuestra Carta Magna nos asegura la igualdad ante la ley, y estos "protocolos" la impugnan. Sí, Milei tiene razón porque en este caso dice la verdad, y la diga Agamenón o su porquero, es la verdad. 


Días atrás el presidente Milei lo mencionó precisamente en estos términos: "perseguir al varón solo por ser varón" es una realidad transparente desde hace una década, pero no hay dentro del peronismo y mucho menos de la izquierda, una admisión de este estado de cosas. Esto no solo los debilita, sino que los aísla de una gran masa de la población que registra, a veces intuitivamente, a veces porque lo sufre, esta realidad. 


El "protocolo" fue mencionado la semana que pasó en el programa "Duro de domar", cuando en una virtual apretada, Carla Czudnowsky y Cinthya García le preguntaron y de inmediato le exigieron a Guillermo Moreno que su agrupación tuviera un "protocolo". 

Para que el embuste funcione, la "violencia de género" tiene que fungir como una palabra mágica que resuelve internas, reparte castigos y pone al "machirulo" en su lugar. 


El "protocolo" sirve entonces como pase de factura, y, en el ámbito de la política, como un arma arrojadiza. Fue un "protocolo" el que empujó a Emanuel Gómez al suicidio, posiblemente haya sido también un "protocolo" el que terminó con la vida de Carlos Lamas, ambos militantes de "La Cámpora" en Almirante Brown y Tres Arroyos, respectivamente. Otro "protcolo" apartó a Rudy Astudilla de la UADER de Entre Ríos, lo que lo derrumbó físicamente, lo llevó a contraer cáncer y abandonarse a la enfermedad en un suicidio indirecto. 


La promoción del término desde los medios de comunicación y el estado fue masiva durante el último gobierno, que era básicamente "transfeminista", lo que lo impuso en la sociedad como un dispositivo disciplinario. Hoy ya no importa qué tan sonsa o mentirosa pueda ser una acusación contra un varón, porque el objetivo será conseguido más allá del ridículo y la arbitrariedad. 


Por otra parte, el dispositivo ha imbecilizado y envilecido a muchas mujeres, que bien pueden haber tenido previamente estas características pero que a partir de este "permiso" dan rienda suelta a sus acusaciones. 


Los casos de Arrieta y Yañez son similares en su desmesura. Como ya dije por aquí, estoy convencido de que Alberto Fernández cometió todas las infidelidades torpes y exhibicionistas que se le endilgan, pero dudo mucho de la "violencia de género" ejercida contra su ex mujer, que usó este método para extorsionarlo, favorecer una operación política en sintonía con sus servicios (no olvidar que surgió de una agencia de escorts que colocaba agentes en distintos ámbitos del poder) y finalmente sacar una tajada contante y sonante.

 

Lo de Arrieta es un tema muy menor, en medio de un conflicto de por sí rocambolesco, pero el expediente de la "violencia de género" funciona del mismo modo. 

Que Czudnowsky y García apretaran a Moreno en vivo debería darles una idea de la necesidad de imponer el "protocolo", considerando, de por sí, que cualquier ámbito es peligroso para una mujer una vez que interactúa con varones heterosexuales. 


Esto no es novedad para el que escribe. Marta Dillon alguna vez afirmó que "La principal causa de muerte en mujeres menores de 44 años es la violencia doméstica, entonces entendemos que casarse es un riesgo".


La demonización terminó con diez mil de nosotros en las cárceles argentinas, medio centenar de suicidados y cientos de docentes de nivel inicial condenados entre otras tantas desgracias, pero también terminó, al banalizarlo, con el concepto real de "violencia de género" que sufren, de verdad, miles de mujeres.

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* Fuente: Facebook: https://www.facebook.com/arturo.vandelay.716

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