Catalanes y Mapuches:
La sombra ominosa del Imperio Británico
Carlos Andrés Ortiz (*)
Octubre 4, 2017
Separatismo catalán, separatismo mapuche; dos temas que para “progres” exaltados y para desinformados varios, parecerían dos procesos separados, muy “progresistas” y de exaltación casi sublime de los “derechos de los pueblos a su autodeterminación”.
Pero una mirada más profunda del tema, permite advertir que desde las sombras, se mueven ominosas, vengativas y traicioneramente amenazantes, las acciones de zapa del viejo y mañoso imperio británico, con sus socios atlantistas, y en particular la triada neocolonialista del siglo XXI, tema este último en el que me explayé en uno de mis últimos libros, disponible en formato digital en mi blog.
Y por cierto, existen notables paralelismos con los desmembramientos nacionales ya perpetrados o en curso pleno de ejecución, o vigentes como amenazas latentes, en Yugoeslavia (destrozada en siete pequeños Estados); Iraq (en serio riesgo de fragmentación); Libia (dividida por el tribalismo post Kaddafy); Siria (agredida y amenazada en riesgo de balcanización); en el Cuerno de África (diluyendo Estados nacionales en la estratégica vinculación del Mar Rojo con el Índico); Italia (con el invento racista de La Padania); Checoslovaquia (partida en dos); Rusia (que fue seriamente amenaza con fragmentarse en múltiples Estados separados, y amenazada seriamente en varias de sus extensas fronteras, riesgos que la férrea conducción nacionalista de Putin aventó); Bolivia (amenazada de secesión por la oligarquía santacruceña y otros actores); Brasil (en el que el sur blanco, rico e industrializado no quiere tener nada que ver con el norte negro, poco industrializado y pobre); y las destrucciones de los Estados que propicia el globalismo neoliberal no se agota en esos casos.
Mientras se acallan en los medios dominantes las voces separatistas de Escocia, anexada por la fuerza hace tres siglos a Inglaterra, pero manteniendo tozudamente su idioma y su impronta propia, en una relación de amor/odio vigente con el poder inglés. Y por supuesto, acallando el nacionalismo irlandés, aplastado en un baño de sangre cuando buscaron recuperar Irlanda del Norte, territorio usurpado por Inglaterra, para formar con los otros tres componentes la ensamblada Gran Bretaña. Solo Gales entró en la unión/subordinación, relativamente por acuerdo. ¡Pero de esas cosas no se habla en los grandes medios, dominados por los anglosajones y sus aliados!
En el caso de Cataluña, como en el de Basconia (los vascos), y en menor medida Galicia y otras regiones de España, el crudo secesionismo y el odio a España (de la cual forman parte),
sin perjuicio de las particularidades culturales, evidentemente ciertas “progresías” convenientemente fogoneadas por los medios dominantes, se sumaron a ambiciones políticas de poder “nacional” de corta y pequeña visión (equivalente a alcanzar la “presidencia” y otros cargos en una minúscula escala provincial), posiblemente agregados a otros factores diversos de dudosa entidad como para justificar el desguace nacional; y a todo ese combo crecientemente explosivo, posiblemente se le añadieron gruesas torpezas políticas del poder nacional español, sumido en el caos de la relativamente reciente “europeización” y las tenazas del neoliberalismo que le destruyen el tejido social y las capacidades de acción político – económicas. Esa “europeización” fue la que llevó a despreciar a Íbero América, afectando o cortando sólidos lazos culturales y afectivos con nuestros pueblos, e incluso poniendo en el olvido que fue Argentina (hoy parte de los “sudacas” que menosprecian los oligarcas y los tilingos de España) la que palió la hambruna y rompió la exclusión internacional a la que había sido condenada España por los anglosajones vencedores de la Segunda Guerra Mundial; entre otros múltiples lazos afectivos que eran muy sólidos.
Es claramente visible, pero seguramente no advertido por “las progresías” ni por sectores mal informados de España y otros países, que en los medios masivos “serios” de difusión, solo tienen espacio para opinadores separatistas y para odiadores seriales varios; mientras se acallan las voces de los muchos españoles, incluidos catalanes, que quieren mantener la unidad de España. Y amañadamente machacan acerca del 90% de los votos separatistas, mientras casi ni mencionan la escasa participación del 42% de votantes.
Por supuesto, ni se menciona que el separatismo catalán (al igual que el vasco y otros), constituyen actos políticos asimilables a aberraciones jurídicas, al terrorismo y a acciones de traición a la patria, pues Cataluña forma parte de España desde 1492 cuando se creó y unificó el reino, o sea el Estado Español. Y por supuesto, la eventual secesión requeriría, en tal caso, el acuerdo de toda España.
Aducir inequidades económicas o presupuestarias, es bastardear y tratar con criterio mediocre un tema que en sí tiene principalísima connotación geopolítica.
Respecto a los vascos, de los enfervorizados separatistas de la península, y de la amplia dispersión de descendientes de vascos diseminados por el mundo, muy pocos advierten que la prefabricada bandera vasca de reciente creación, “curiosamente” tiene el mismo diseño que la de Gran Bretaña…con otros colores, por supuesto.
Queda en claro que el proyectado independentismo catalán, tiene otros condimentos muy diferentes al aura “liberador” que la “progresía” y los grupos neoliberales – oligárquicos pregonan; con ocultamientos maliciosos o de ignorancia cerril por parte de comunicadores y medios masivos de comunicación.
El promocionado caso de los mapuches en La Patagonia, así como otros casos larvados de indigenismo separatista promovidos, fogoneados y financiados por Gran Bretaña, tiene notables coincidencias geopolíticas con el separatismo catalán; así como condimentos propios, por caso el de los terratenientes europeos y norteamericanos, que se apropian excluyentemente de vastas extensiones de nuestro despoblado sur continental. En mérito a la brevedad, el caso mapuche con sus muchas connotaciones merece analizarse separadamente.
(*) Analista de Temas Económico y Geopolíticos.
Carlos Andrés Ortiz (*)
Octubre 4, 2017
Separatismo catalán, separatismo mapuche; dos temas que para “progres” exaltados y para desinformados varios, parecerían dos procesos separados, muy “progresistas” y de exaltación casi sublime de los “derechos de los pueblos a su autodeterminación”.
Pero una mirada más profunda del tema, permite advertir que desde las sombras, se mueven ominosas, vengativas y traicioneramente amenazantes, las acciones de zapa del viejo y mañoso imperio británico, con sus socios atlantistas, y en particular la triada neocolonialista del siglo XXI, tema este último en el que me explayé en uno de mis últimos libros, disponible en formato digital en mi blog.
Y por cierto, existen notables paralelismos con los desmembramientos nacionales ya perpetrados o en curso pleno de ejecución, o vigentes como amenazas latentes, en Yugoeslavia (destrozada en siete pequeños Estados); Iraq (en serio riesgo de fragmentación); Libia (dividida por el tribalismo post Kaddafy); Siria (agredida y amenazada en riesgo de balcanización); en el Cuerno de África (diluyendo Estados nacionales en la estratégica vinculación del Mar Rojo con el Índico); Italia (con el invento racista de La Padania); Checoslovaquia (partida en dos); Rusia (que fue seriamente amenaza con fragmentarse en múltiples Estados separados, y amenazada seriamente en varias de sus extensas fronteras, riesgos que la férrea conducción nacionalista de Putin aventó); Bolivia (amenazada de secesión por la oligarquía santacruceña y otros actores); Brasil (en el que el sur blanco, rico e industrializado no quiere tener nada que ver con el norte negro, poco industrializado y pobre); y las destrucciones de los Estados que propicia el globalismo neoliberal no se agota en esos casos.
Mientras se acallan en los medios dominantes las voces separatistas de Escocia, anexada por la fuerza hace tres siglos a Inglaterra, pero manteniendo tozudamente su idioma y su impronta propia, en una relación de amor/odio vigente con el poder inglés. Y por supuesto, acallando el nacionalismo irlandés, aplastado en un baño de sangre cuando buscaron recuperar Irlanda del Norte, territorio usurpado por Inglaterra, para formar con los otros tres componentes la ensamblada Gran Bretaña. Solo Gales entró en la unión/subordinación, relativamente por acuerdo. ¡Pero de esas cosas no se habla en los grandes medios, dominados por los anglosajones y sus aliados!
En el caso de Cataluña, como en el de Basconia (los vascos), y en menor medida Galicia y otras regiones de España, el crudo secesionismo y el odio a España (de la cual forman parte),
sin perjuicio de las particularidades culturales, evidentemente ciertas “progresías” convenientemente fogoneadas por los medios dominantes, se sumaron a ambiciones políticas de poder “nacional” de corta y pequeña visión (equivalente a alcanzar la “presidencia” y otros cargos en una minúscula escala provincial), posiblemente agregados a otros factores diversos de dudosa entidad como para justificar el desguace nacional; y a todo ese combo crecientemente explosivo, posiblemente se le añadieron gruesas torpezas políticas del poder nacional español, sumido en el caos de la relativamente reciente “europeización” y las tenazas del neoliberalismo que le destruyen el tejido social y las capacidades de acción político – económicas. Esa “europeización” fue la que llevó a despreciar a Íbero América, afectando o cortando sólidos lazos culturales y afectivos con nuestros pueblos, e incluso poniendo en el olvido que fue Argentina (hoy parte de los “sudacas” que menosprecian los oligarcas y los tilingos de España) la que palió la hambruna y rompió la exclusión internacional a la que había sido condenada España por los anglosajones vencedores de la Segunda Guerra Mundial; entre otros múltiples lazos afectivos que eran muy sólidos.
Es claramente visible, pero seguramente no advertido por “las progresías” ni por sectores mal informados de España y otros países, que en los medios masivos “serios” de difusión, solo tienen espacio para opinadores separatistas y para odiadores seriales varios; mientras se acallan las voces de los muchos españoles, incluidos catalanes, que quieren mantener la unidad de España. Y amañadamente machacan acerca del 90% de los votos separatistas, mientras casi ni mencionan la escasa participación del 42% de votantes.
Por supuesto, ni se menciona que el separatismo catalán (al igual que el vasco y otros), constituyen actos políticos asimilables a aberraciones jurídicas, al terrorismo y a acciones de traición a la patria, pues Cataluña forma parte de España desde 1492 cuando se creó y unificó el reino, o sea el Estado Español. Y por supuesto, la eventual secesión requeriría, en tal caso, el acuerdo de toda España.
Aducir inequidades económicas o presupuestarias, es bastardear y tratar con criterio mediocre un tema que en sí tiene principalísima connotación geopolítica.
Respecto a los vascos, de los enfervorizados separatistas de la península, y de la amplia dispersión de descendientes de vascos diseminados por el mundo, muy pocos advierten que la prefabricada bandera vasca de reciente creación, “curiosamente” tiene el mismo diseño que la de Gran Bretaña…con otros colores, por supuesto.
Queda en claro que el proyectado independentismo catalán, tiene otros condimentos muy diferentes al aura “liberador” que la “progresía” y los grupos neoliberales – oligárquicos pregonan; con ocultamientos maliciosos o de ignorancia cerril por parte de comunicadores y medios masivos de comunicación.
El promocionado caso de los mapuches en La Patagonia, así como otros casos larvados de indigenismo separatista promovidos, fogoneados y financiados por Gran Bretaña, tiene notables coincidencias geopolíticas con el separatismo catalán; así como condimentos propios, por caso el de los terratenientes europeos y norteamericanos, que se apropian excluyentemente de vastas extensiones de nuestro despoblado sur continental. En mérito a la brevedad, el caso mapuche con sus muchas connotaciones merece analizarse separadamente.
(*) Analista de Temas Económico y Geopolíticos.
Fuente: misionesonline