Por CP Carlos A. Ortiz (*)
Verdaderos actos de brutales agresiones a la soberanía nacional, son los que están siendo perpetrados por los grupos “indigenistas”, abiertamente promovidos, promocionados y seguramente financiados desde los centros del poder mundial tradicional, y más precisamente desde la Unión Europea (UE) con foco principalísimo en Gran Bretaña.
Para mayor precisión, definimos como “poder mundial tradicional” el formado por el triángulo de las naciones que hasta hace poco detentaban el oligopolio del poder económico mundial, que fueran autodenominadas bajo la impronta de la Comisión Trilateral (Norteamérica –EEUU y Canadá-, la UE, y Japón), conjunto de los cuales las que fueron principales potencias económicas constituyeron el hoy casi soslayado G 7 (Grupo de los Siete), formado por EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia. Grupo cuyo poder antes casi omnímodo, se erosionó en función de sus crisis económicas y otras profundas divergencias, además debido a la creciente importancia de las nuevas potencias emergentes.
Si alguna duda pudiera quedar acerca de la fuerte influencia de la UE y de EEUU en esas ONGs transnacionales, cabe recordar que las casas matrices y las directivas de diversas ONGs, insidiosamente activas en nuestro país, se encuentran en Europa.
El caso más grosero es el de Mapuche Nation, con sede en Bristol, y con todos sus integrantes menos su “presidente” mapuche, son británicos; y descaradamente promueven acciones de claro corte subversivo y secesionista, en la Patagonia Argentina y Chilena. ¡Burdas acciones de intromisiones en cuestiones internas de nuestros dos países, realizadas por súbditos británicos, seguramente operando como agentes semi encubiertos del Foreign Office y de su brazo de inteligencia e infiltración en el exterior, que es el MI 6!
También operan otros mercenarios de la comunicación, y/o activistas a destajo acorde a sus disolventes ideologías anarquistas, trotskistas o similares, como sucede con el distorsionador de la historia y sembrador de odios irreconciliables, el argentino-germano Osvaldo Bayer, que con base operativa en Alemania, y lamentablemente con amplios espacios en la TV pública cultural oficial (Canal Encuentro), promueve el odio y el divisionismo de la población argentina, predicando el indigenismo a ultranza, sembrador de odios y distorsionador de la Historia Argentina, presentando a varias agresivas tribus pampeanas y patagónicas del siglo XIX, poco menos que como “carmelitas descalzas”, ocultando las matanzas y aberraciones cometidas por los malones.
Y para ello, ataca maliciosamente la memoria y el accionar del artífice de la Argentina moderna, el dos veces Presidente Julio Argentino Roca, a quien le debemos nuestra soberanía en La Patagonia, en el Gran Chaco y en Misiones. Antes de esos accionares insidiosos y disolventes del ultra indigenismo, el pueblo argentino, se caracterizó básicamente por ser fraternalmente libre de perniciosos prejuicios raciales o culturales.
La activista principal de las violentas y ya claramente secesionistas acciones de los “mapuches”, es Carol Bullorovsky, quien adoptó el falso nombre de Relmu Ñanku; que dice no hablar castellano, pero la vincha que tiene como parte del atuendo “originario” no logra esconder su fisonomía y claros orígenes europeos eslavos…¿Mapuche, o una mercenaria que opera para la disolución argentina, al servicio británico-europeo? Según trascendió, esa mercenaria europea habría agredido a una funcionaria argentina, durante un operativo pacífico realizado en la zona del Comahue (nordeste de la Patagonia Argentina).
Además se perpetraron incendios contra capillas católicas, destrucciones de vehículos de profesionales y empresas que trabajan en la región, y recientemente (agosto/setiembre de 2015), impidieron trabajar a la petrolera estatal YPF, con lo cual paralizaron la producción de gas y petróleo, insumos estratégicos para la actividad social y económica de Argentina. ¿Esos no son actos atentatorios contra nuestra soberanía, y de clara traición a la patria? ¿Qué es eso de enarbolar una “bandera” mapuche, siendo que en nuestro territorio la única enseña válida es la Argentina? ¿Y la promoción, fomentada por “progresistas” varios, de la prefabricada bandera indígena, chillonamente multicolor, no constituye claramente otra acción de tipo disolvente, agresiva contra la argentinidad?
Por supuesto, existen otras ONGs transnacionales, o “argentinas” financiadas desde el extranjero, que con la falsa cobertura del “ecologismo”, “derecho humanismo”, o los “estudios sociales y económicos”, promueven el subdesarrollo crónico bajo la falsa premisa del “conservacionismo” in extremis; de destrucciones del tejido social bajo la cobertura de inasibles “derechos humanos”; o promueven el retorno al neoliberalismo salvaje al estilo de los nefastos años ’90, bajo apelaciones de “libre mercado” y otras patrañas similares.
¡Nos quieren en el redil de los dóciles subordinados a las potencias del G 7, y enfrentados a los pueblos hermanos de nuestros bloques regionales del Mercosur, de la Unasur y la Celac! Y claramente, quieren que volvamos a ser tributarios esclavos de los poderes financieros transnacionales, de los cuales los buitres son solo la cara más visible y detestable.
(*) MGTER. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS