17 de marzo de 2020

Plutonomías




  • ¿Cómo es posible que en un sistema movido por el dinero, dejemos que unos pocos sean capaces de crearlo según su criterio, mientras nosotros debemos dedicar un enorme esfuerzo para ganarlo legítimamente trabajando?





Plutonomías y esperanza seductora


En esta publicación quiero desarrollar cómo se logra un sistema en el que los propios sometidos impulsen reglas que, sin darse cuenta, los somete aún más. Quiero que el lector entienda qué es una plutonomía, por qué es importante, cómo actúa y qué función cumple el neoliberalismo en ella. No son preguntas fáciles, por lo que no pueden responderse en unos pocos párrafos. Admito que esta lectura lleva unos quince minutos, pero prometo que van a ser los quince minutos mejor invertidos de tu día. Empiezo:

Reglas de juego

El planteo surge inicialmente en el posteo sobre “El Sistema de Papel”donde cuestioné por qué la sociedad se somete a vivir bajo reglas que no le son beneficiosas a la mayor parte de sus integrantes. En particular, el cuestionamiento surgió en por qué cedemos el control del dinero a instituciones que denominé poco confiables (Bancos Centrales y bancos privados).
¿Cómo es posible que en un sistema movido por el dinero, dejemos que unos pocos sean capaces de crearlo según su criterio, mientras nosotros debemos dedicar un enorme esfuerzo para ganarlo legítimamente trabajando?
Imagínense una partida de Monopoly, donde uno de los jugadores tenga un control absoluto del banco y pueda usar los billetes de forma ilimitada. Siempre va a ganar. Estoy seguro que el resto de los jugadores no aceptaría jugar bajo esas reglas. Sin embargo, en la vida real, así son las reglas, y jugamos igual.

Plutonomías

Curiosamente, la respuesta a esta pregunta no la encontré en un texto de algún sociólogo, economista o filósofo de izquierda, sino en un documento que elaboró el CitiGroup para sus mayores inversores. Este documento, del año 2005, es uno de los textos más fascinantes que leí en mi vida.
Elaboran una tesis que sostiene que el mundo se divide en dos bloques: las “Plutonomías” y el resto. La plutonomía; del griego ploutos (riqueza) y del sufijo “nomía” (norma, ley o ciencia); hace referencia a un tipo de sociedad con una enorme desigualdad de la riqueza, en la que la economía es significativamente influida por los muy ricos, quienes representan una porción desproporcionada en variables agregadas como ingreso, consumo, riqueza y ahorro.
Cuando digo que los ricos representan “una porción desproporcionada”, me refiero a que, por ejemplo, en EE.UU el 1% más rico de la población tiene la misma riqueza neta que el 90% de menores ingresos. Quiere decir que más o menos 3.2 millones de personas tienen lo mismo que 290 millones. En estas economías (mencionan a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia), el 1% de la población es quien decide, a través de su capital e inversiones, la política económica nacional.
Una plutonomía es un tipo de sociedad en la que la economía es significativamente influida por los muy ricos.
Lo que me fascinó del texto es que no se trata de un investigador describiendo las desigualdades del sistema, sino que está escrito por ricos que asesoran a sus clientes ricos sobre cómo invertir sus fortunas. Eso lo hace más valioso, porque es más sincero y demuestra con crudeza lo que piensan ellos y cómo se hablan entre sí.
Básicamente, el texto aconseja un modo de inversión basado en la tesis de la plutonomía, recomendando añadir al portafolio acciones de empresas que fabriquen productos consumidos principalmente por los ricos (marcas como Porsche, Four Seasons Hotels, Tiffany, Ralph Lauren, etc.), ya que, si la desigualdad será cada vez más grande en el tiempo, el consumo de los ricos en este tipo de bienes será cada vez mayor (de nada por el consejo, de paso).

¿Cómo se sostienen las plutonomías?

Sin entrar en detalles sobre el texto, quiero hacer foco en la pregunta que formulé al principio, la cual hizo que el documento me llamara tanto la atención: cómo es posible que el sistema sea sostenible por una gran mayoría que no se beneficia del mismo.
A la hora de defender la tesis de la plutonomía, los investigadores del CitiGroup desarrollan una serie de factores que podrían amenazar la vigencia de tales sistemas. Entre ellos se encuentran las reacciones negativas de los trabajadores y la sociedad en su conjunto. Dicen, textualmente: “Los trabajadores de menores ingresos pueden no tener mucho poder económico, pero sí tienen igual poder de voto que los ricos”.
“Sin embargo, una de las razones por las cuales las sociedades permiten la existencia de las plutonomías, es porque una parte importante del electorado cree que tiene la posibilidad de convertirse en un pluto-participante, ¿Por qué matarías al sistema, si podrías ser parte del mismo? Se encuentra latente el sentimiento del Sueño Americano.” El sistema corre riesgos cuando los votantes empiezan a darse cuenta de que no pueden participar del mismo, y se inclinan por dividir la torta en vez de aspirar ilusamente a poseer una porción grande de la misma. Esto ocurre con mayor probabilidad durante épocas de recesión o crisis económicas (en las elecciones políticas, los partidos de izquierda suelen tener mayor apoyo en períodos de crisis económicas).
“Nuestra conclusión general es que si bien es probable que exista una reacción en contra de las plutonomías, todavía no es el momento. En la medida que las economías crezcan y que una parte del electorado crea que se está beneficiando y volviendo un poco más rico (aunque sea en términos absolutos), la amenaza contra las plutonomías es muy baja”.
Y acá está la respuesta a mi pregunta: lo que permite que una gran mayoría sostenga un sistema que beneficia a una ínfima minoría, es la esperanza de formar parte de esa minoría. Nadie va a estar en contra de algo si cree que puede ser beneficiado de eso.

Poder seductor

A la hora de desarrollar los condiciones que favorecen a las plutonomías, es decir, que intensifican la desigualdad entre ricos y pobres, los autores destacan seis: 1) Revolución tecnológica contínua, que aumenta las ganancias de las empresas más dinámicas y permite sustituir mano de obra, 2) Gobiernos y regímenes impositivos favorables a los capitales, 3) Globalización, que facilita a las empresas producir donde sea más barato y haga competir a los trabajadores del mundo entre sí, 4) Innovación y complejidad financiera, que favorezca movimientos de capitales para evadir impuestos y restricciones legales, 5) Protección de los derechos de propiedad, que garanticen los retornos de las inversiones y resguarden al capital y 6) Mayores protecciones a las invenciones mediante patentes más beneficiosas, que concentran los beneficios de una innovación en la empresa que lo creó.
Estos factores son claves para definir lo que se conoce como neoliberalismo, un término que suele generar confusiones al querer definirlo. El neoliberalismo es el proceso que promueve las condiciones necesarias para la creación de una plutonomía.
El neoliberalismo es el proceso que promueve las condiciones necesarias para la creación de una plutonomía.
Lo interesante, es que el poder del neoliberalismo no es opresor, sino inteligente, por lo que no necesita recurrir a la violencia para imponerse. Se vende a sí mismo como un sistema que es beneficioso para el conjunto de la población, aunque sea todo lo contrario.
El punto central, es que no hay motivo para esperar que sea beneficioso para las mayorías, por el simple hecho de entender quiénes lo crean y lo impulsan. La conclusión se desprende por sí sola: si una plutonomía es una economía influida significativamente por los muy ricos y el neoliberalismo es el medio para desarrollar una plutonomía, ¿a quiénes beneficia el neoliberalismo? El sistema favorece al 1% que lo diseña y lo impulsa.
El poder del sistema radica en su capacidad de generar consensos sobre sus beneficios en el 99% restante de la población. El filósofo coreano Byung-Chul Han, en su texto “Psicopolítica”, dice:
“El neoliberalismo es un sistema muy eficiente para explotar la libertad. El poder inteligente, amable, no opera contra la voluntad de los sujetos sometidos, sino que dirige esa voluntad a su favor. Es más afirmativo que negador, más seductor que represor. Se esfuerza en generar emociones positivas y en explotarlas. Seduce en lugar de prohibir. No se enfrenta al sujeto, le da facilidades.”
El poder inteligente, amable, no opera contra la voluntad de los sujetos sometidos, sino que dirige esa voluntad a su favor.
Nuevamente, se refuerza la idea de esperanza como mecanismo de seducción. Y la esperanza es sostenida principalmente porque sentimos que somos libres en una sociedad llena de oportunidades. Se promueve la idea de meritocracia, la cual sostiene que estas oportunidades las podremos aprovechar siempre y cuando nos esforcemos lo suficiente y trabajemos lo necesario para aumentar nuestro rendimiento y optimizar nuestros resultados. Tarde o temprano, el trabajo da sus frutos… Somos dueños de nuestro destino. El sueño americano.

Sensación de libertad

Profundizando sobre la sensación de la libertad en un mundo donde predomina la optimización y el rendimiento, voy a citar nuevamente a Han. Después de todo, ¿Por qué voy a esforzarme en intentar describir algo cuando otro ya lo hizo de forma excelente?:
“El sujeto del rendimiento, que se pretende libre, es en realidad un esclavo. Es un esclavo absoluto, en la medida que sin amo alguno se explota a sí mismo de forma voluntaria.”
“Vivimos una fase histórica especial en la que la libertad misma da lugar a coacciones. La libertad del poder hacer genera incluso más coacciones que el disciplinario deber. El deber tiene un límite. El poder hacer, por el contrario, no tiene ninguno. Es por ello que la coacción que proviene del poder hacer es ilimitada. Nos encontramos, por tanto, en una situación paradójica. La libertad es la contrafigura de la coacción. La libertad, que ha de ser lo contrario de la coacción, genera coacciones. Enfermedades como la depresión y el estrés son la expresión de una crisis profunda de la libertad.”
Leyendo este párrafo es fácil imaginarse a cualquier emprendedor, trabajador independiente o dueño de un negocio, el cual siente que es libre al no tener un jefe, mientras termina trabajando 16 horas al día, sin posibilidad de tomarse vacaciones. Los trabajadores en dependencia tampoco son la excepción, quienes normalmente se someten a presiones y exigencias que demandan descuidar su vida personal.
Siempre que exista una situación de sometimiento, es porque hay alguien que tiene poder sobre otro. Sin embargo, el sometido no necesariamente es consciente de dicha situación. Dicho académicamente, por el propio Han:
“El poder que depende de la violencia no representa el poder supremo (…) Cuanto mayor es el poder, más silenciosamente actúa (…) Ineficiente es el poder disciplinatorio que con gran esfuerzo encarrila a los hombres de forma violenta con preceptos y prohibiciones. Radicalmente más eficiente es la técnica de poder que cuida de que los hombres se sometan por sí mismos. (…) El sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento. El entramado de dominación le queda totalmente oculto. De ahí que se presuma libre.”
Citando a la obra Drácula“La fuerza del vampiro radica en que nadie cree en su existencia”. Así ocurre que el conjunto la sociedad vive bajo las reglas que el 1% crea para su favor y que las impulsa mediante la manipulación de los sentimientos de libertad y esperanza de las mayorías.
El conjunto la sociedad vive bajo las reglas que el 1% crea para su favor y que las impulsa mediante la manipulación de los sentimientos de libertad y esperanza de las mayorías.
Hay casos en los que los métodos de manipulación son más evidentes que otros. Algunos salen a la luz gracias a escándalos como lo fue el de Facebook, que logró influenciar campañas electorales mediante la venta de información privada de sus usuarios sobre sus intereses, preferencias, pensamientos y comportamientos. Gracias al Big Data e internet, hoy es posible dirigir mensajes y anuncios personalizados a distintos grupos de personas y así influenciar decisiones de todo tipo, que van desde el consumo de un bien hasta la elección de candidato político. A esto Han lo llama la “psicopolítica movida por los datos”.
Un punto central, que quiero recalcar, es que estoy haciendo énfasis en que la manipulación está dirigida a las emociones, y no a la parte racional de las personas. En el mundo de los negocios, por ejemplo, cualquier buen vendedor sabe que debe intentar conquistar el corazón de su cliente antes que su cerebro. Esto se hace apelando a las emociones en lugar de a las capacidades analíticas. Una vez leí que “un buen vendedor es alguien que logra que su cliente no se de cuenta que le están vendiendo. El cliente debe sentirse dueño de la decisión de compra”. En palabras de Han:
“Las emociones influyen en las acciones a un nivel prerreflexivo. Por medio de la emoción se llega a lo profundo del individuo. Así, la emoción representa un medio muy eficiente para el control psicopolítico del individuo”.

Looser

En la tesis del CitiGroup, los autores sostienen que las plutonomías pueden verse amenazadas en situaciones de crisis económicas que afecten los bolsillos de los trabajadores y a la mayoría de la sociedad. Sin embargo, Han hace una observación interesante sobre esa cuestión:
“Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. No deja que surja resistencia alguna contra el sistema. En el régimen de la explotación ajena, por el contrario, es posible que los explotados se solidaricen y juntos se alcen contra el explotador. Sin embargo, esta lógica presupone relaciones de dominación represivas. En el régimen neoliberal de la autoexplotación uno dirige la agresión hacia sí mismo.”
Byung-Chul Han

Conclusión

Estos dos textos me ayudaron a formular mi propia respuesta a la pregunta inicial. En síntesis, todo lo escrito anteriormente puede resumirse con una pregunta y su respuesta:

¿Cómo es posible que las sociedades promuevan un sistema que beneficie sólo a una porción minúscula de las mismas?

Vivimos en una plutonomía. Una plutonomía es un tipo de sociedad en la que la economía es significativamente influida por el 1% más rico de la población, quien decide, a través de su capital e inversiones, la política económica mundial.
Esta crea las reglas del juego, que conforman un sistema llamado neoliberalismo. El neoliberalismo es el proceso que promueve las condiciones necesarias para la creación de una plutonomía.
Debido a que en la mayor parte del mundo desarrollado predominan las democracias, donde los individuos con menor poder económico tienen en conjunto mayor poder de voto, el poder para impulsar el sistema debe ser inteligente y seductor. No opera contra la voluntad de los sujetos sometidos, sino que dirige esa voluntad a su favor. Mediante la manipulación de las emociones, logra que la sociedad defienda un sistema que no es beneficioso para la mayor parte de sus integrantes.
Las mayorías defenderán un sistema si creen en él. Deben tener la esperanza de poder disfrutar de los beneficios del mismo. La esperanza de lograr los objetivos es alimentada por una sensación de libertad en un mundo meritocrático lleno de oportunidades, que pueden ser aprovechadas siempre y cuando logremos optimizar nuestro rendimiento.
El sistema logra explotar la libertad de los individuos, cuidando que se sometan a sí mismos sin siquiera ser conscientes de tal sometimiento. El entramado de dominación les queda totalmente oculto, y por eso no logran percatarse de quiénes son los que diseñan las reglas, y por lo tanto, no logran entender a quiénes beneficia.
Cuando esa esperanza se rompe, uno no cuestiona al sistema (que le dio todas las herramientas para progresar), sino a uno mismo. Gracias a la sensación de libertad, uno se siente responsable de su propio fracaso. Uno fracasa, no el sistema.
De esta forma, mediante la explotación de la libertad y el impulso de la esperanza, el poder logra que los propios sometidos impulsen un sistema que, sin darse cuenta, los somete aún más.