Acería de Azovstal:
¿refugio de altos oficiales de la OTAN?
Por Marcelo Ramírez*
POR KONTRAINFO · 1 MAYO, 2022
Uno de los temas más complejos y desafiantes resulta sin dudas es poder complementar el análisis político, el económico financiero y el militar en uno, finalmente la geopolítica hoy es básicamente la combinación de estos factores sobre una base cultural que permita mejorar la interpretación de los hechos.
El enfrentamiento en Ucrania es el choque de dos modelos con siglos de tensiones que alternaron acciones relativamente distendidas con otras de enfrentamientos militares, Rusia y el mundo anglosajón vienen en una soterrada disputa que ahora comienza a tener un nuevo pico de tensiones pero que dada la capacidad tecnológica militar actual puede ser la definitiva.
Este preludio es necesario para comprender cómo desde Occidente y desde Rusia se ha tomado esta situación como parte de una batalla final donde sólo sobrevivirá uno de los dos adversarios. Si triunfa la OTAN, Rusia se partirá en numerosos pequeños Estados que solo tendrán como función proveer los recursos necesarios para los triunfadores, en el mejor de los casos, junto con la consolidación de un modelo financiero capitalista mutante por algo aún por definirse, que tomará ribetes realmente peligrosos y malthusianos.
Si por el contrario Rusia es quien finalmente se impone, el mundo anglosajón que lidera este Occidente decadente se diluirá permitiendo la emergencia de un mundo con distintos actores y la primacía de una organización social a base de Estados que fijen las reglas al mercado y no lo contrario.
La gigantesca campaña de propaganda de Occidente, la desproporcionada reacción a base de sanciones que están haciendo tambalear la propia economía y el coqueteo permanente con una escalada nuclear del conflicto no es más que el reflejo de lo que está en juego. Las versiones de personajes muy importantes comprando búnkeres en Nueva Zelandia bien demuestran la seriedad de lo que estamos viviendo.
Rusia, según las versiones que circulan en sus círculos internos, ha decidido dar el paso de la invasión a Ucrania bajo el eufemismo de “operación especial militar” como una respuesta anticipatoria a una invasión de las fuerzas ucranianas al Donbass que lo ocuparían en apenas 3 días de combate y luego una agresión hacia Crimea. En esa oportunidad la OTAN dispondría de media docena de brigadas para penetrar en Ucrania con la excusa de garantizar la paz, y según las versiones, una de ellas dotada de armas nucleares.
Esta situación pondría a Moscú ante el hecho consumado de una Ucrania incorporada a la OTAN, con armas nucleares apuntando al corazón de su país y en espera de una oportunidad para desatar un ataque nuclear sobre Rusia que hiciera caer las defensas y las posibilidades de contraataque ruso, al menos en la teoría.
Esta es la razón que se esgrime bajo la superficie en el Kremlin para decidir dar el paso militar 24 horas antes de que Ucrania actuara.
Las fuerzas occidentales sorprendidas por la iniciativa de Rusia debieron adaptarse a la reacción de este país luego del desconcierto inicial. Moscú no dudó en actuar y avanzó por distintos frentes, los más importantes fueron el Donbass para resguardar a la población local de las represalias de los extremistas ucranianos, por el Sur para resguardar Crimea de sorpresas desagradables y de esa manera cerrar el acceso al mar de la mayor parte de Ucrania. Paralelamente, un rápido avance por el Norte alcanzó las afueras de Kiev en pocos días.
En este punto comienzan las dudas sobre la actuación rusa, es posible que Putin supusiera que existía la oportunidad de que Zelensky cayera o que decidiera desembarazarse de sus laderos neonazis, algo que finalmente no sucedió.
En esos días corrieron muchas versiones sobre una purga en el FSB como consecuencia de una mala evaluación, pero esto nunca ha sido corroborado seriamente, y abre a la posibilidad de que en realidad nunca estuvo en los planes de Moscú conquistar Kiev, al menos inicialmente.
Desde el punto de vista militar la cantidad de tropas empleadas, unas 150 mil, son insuficientes para tomar un país como Ucrania con 45 millones de habitantes y los 40 mil destinados a la capital Kiev también son escasos.
No solamente esto es llamativo, la acción rusa de avanzar sin coberturas esperadas, la utilización de los medios mecanizados más antiguos y la exhibición de una columna de entre 40 y 60 km de largo bien pudieron ser elementos distractivos para que la OTAN considerara como blanco a la capital y ordenara que se mantengan posiciones para rechazar la invasión.
En esos días existía cierto asombro porque las tropas rusas no avanzaban más que en algunos suburbios y que la columna mentada se detenía. La prensa occidental junto a medios en redes especializados en temas militares, dieron inmediatamente la versión que mejor se acomodaba a los hechos, el ejército ruso era arcaico y su preparación tan baja que se había quedado sin combustibles para seguir avanzando, agregando que las raciones para la tropa tenían una década de vencidas y que los vehículos quedaban abandonados porque usaban neumáticos chinos de baja calidad, por lo que además debía utilizar transportes civiles.
Nadie se preguntaba cómo esto podía ser mientras la fuerza aeroespacial rusa había dejado fuera de combate a la fuerza aérea ucraniana, a la marina, había destruido los aeródromos militares, las bases de aprovisionamiento y otras instalaciones claves para el desempeño militar, en apenas unas pocas horas.
Rusia, mientras Occidente inundaba medios y redes con imágenes de vehículos de este país destruidos, muchas de ellas groseras falsificaciones, dejaba al ejército ucraniano, preparado durante 8 años para esta empresa por la OTAN, reducido a una mera organización de guerrillas sin capacidades operativas que le permitan contraatacar al ejército ruso.
Repentinamente Rusia se retiró del Norte, lo hizo ordenadamente y sin pérdidas considerables para reubicar esas tropas sobre las fuerzas ucranianas destinadas a la invasión del Donbass, estimadas entre 40 y 70 mil hombres de lo más granado de sus tropas.
Otras victorias de Ucrania repitieron a coro los medios occidentales que mientras tanto avisaban que Rusia transitaba sin escalas al siglo XIX, gracias a las sanciones sin precedentes que habían tomado.
Hagamos un breve alto en esto, las sanciones han revelado un fracaso absoluto, Rusia luego de la caída inicial ha recuperado el valor del rublo y ha impuesto gradualmente sus condiciones ya que hoy según el Jefe de Gabinete de Viktor Orban, Gergely Gulyas, 10 países de la UE están pagando en rublos, pero prefieren ocultarlo.
La caída del PÎB de EEUU de un 1,4% en el primer trimestre del año parece un augurio de lo que se está gestando, con una inflación que asciende rápidamente en Occidente y empresas que pierden miles de millones de dólares por su salida precipitada de Rusia, algo que es aprovechado por este país para nacionalizar algunos sectores y por empresarios indios, chinos o turcos que agradecen que se les regale un mercado de 150 millones de personas.
Las preocupaciones por cómo va a funcionar la industria europea sin energía y materias primas rusas es solo uno de los puntos, EEUU que es afectado en menor medida, está sacrificando sus propios mercados, porque la UE es su principal socio y extiende la crisis hacia Japón, quien también se ha embarcado en una especial agresividad contra Rusia, tal vez preparándose para ser el ariete contra China.
La situación financiera muestra un rublo que se fortalece y un dólar que cede posiciones en las carteras de los bancos centrales ante el yuan chino. Rusia y China estrechan relaciones y ponen en marcha proyectos previos para prescindir de la arquitectura financiera occidental como en el caso del Swift. India se ha sumado a la iniciativa de eliminar al dólar del comercio bilateral y países tan lejanos como Indonesia o Brasil se mantienen expectantes.
Las presiones sobre estos países cada vez más explícitas, y aún sobre la propia China es una más que errónea evaluación de la realidad de Beijing, comienzan a dejar en claro que las sanciones se han transformado en un boomerang y ese no es el camino para derrotar a Rusia.
Lejos han quedado los cantos de sirena de la prensa occidental que auguraban una caída estrepitosa de Rusia.
Volviendo al eje militar, Rusia ha comenzado otra estrategia, nueva según las versiones occidentales que insisten en que Ucrania va ganando la contienda, o en realidad parte de una planificación inicial para aquellos de desconfían de las verdaderas intenciones rusas que confunden objetivos cual ilusionista que distrae la atención del público con una mano mientras que con la otra hace el verdadero truco.
Rusia comienza a dejar entrever que puede ocupar todas las costas de Mar Azov y del Mar Negro y alcanzar a Transnistria, amenazada por la OTAN tras varios sabotajes y ataques ucranianos con la intención de sumar más actores al conflicto.
Solo queda por mencionar Mariupol y esto es algo que merece prestar un poco de atención. ¿Por qué razón Rusia no termina con el sector refugiado en Azovstal, una siderurgia que contiene en su subsuelo decenas de km de túneles preparados para un ataque nuclear?
En las actuales circunstancias podría destruir el lugar sin perder fuerzas propias, no es necesario entrar a rescatar civiles y nunca se sabría a ciencia cierta quiénes estaban dentro.
Moscú sabe que hay unos 400 extranjeros allí combatiendo, en un principio se pensó en que eran mercenarios, pero hay ahora una idea de que en realidad lo que hay son oficiales de la OTAN allí enterrados.
El portavoz de la Milicia Popular de la República Popular de Donetsk (RPD), Eduard Basurin ha señalado que hay un general recientemente retirado del ejército canadiense, que iba a ser el Jefe del Estado Mayor, pero que renunció por una denuncia de agresión sexual. Trevor Cadieu es el nombre de quien fue señalado como uno de los oficiales implicados en la batalla ucraniana y es el militar de más alto rango de la OTAN en Ucrania del cual se tengan noticias.
¿Cuál sería el impacto si decenas de oficiales superiores de la OTAN fueran capturados por las fuerzas rusas? El impacto diplomático, militar y mediático probablemente son las razones más contundentes por la cual no se rinden los ucranianos rodeados en la acería y también por qué Rusia busca agotarlos y capturarlos vivos. Tener este tipo de personal en su poder tiene un importante valor en la guerra de propaganda, el único campo en que la OTAN tiene supremacía absoluta.
Llegado este punto, las cosas no están bien para el mundo anglosajón, su victoria es en el campo de la propaganda, en la realidad material de los principales ejes mencionados, se presenta otra posibilidad.
El futuro se muestra incierto, Rusia controla la situación militar, su economía se mantiene ordenada y la guerra ya ha consumido miles de millones en Occidente sin resultados, han entregado tantos sistemas Javelin, por ejemplo, que han utilizado las reservas de material existentes en los propios EEUU. Varios países europeos han manifestado que no pueden seguir mandando armamento sin comenzar a comprometer sus propias defensas.
Para empeorar el cuadro, muchos ucranianos se preguntan si no fueron engañados con las promesas de la OTAN de ayuda, cuando no ha hecho más que mandar algunos oficiales en forma encubierta y enviado muchas armas obsoletas provenientes del antiguo bloque soviético con la excusa de que los ucranianos no están capacitados para operar las armas occidentales.
¿Cuánto tiempo más podrá la propaganda contener a sus propias sociedades? Francia fue una señal amarilla, con absolutamente todas las expresiones de poder a su favor, Macrón cedió terreno contra Le Pen. No falta mucho para que las sociedades comiencen a experimentar en propia carne lo que significa carecer de energía, una cosa es anunciar un posible racionamiento y otra es efectuarlo realmente.
La necesidad de mantener la producción, resguardar el empleo y las divisas comprometen la capacidad de reabastecer las reservas de gas y petróleo, que ya de por sí apenas alcanzan para algunos pocos meses.
¿Qué pasará si la situación no mejora para el próximo invierno? Qatar, EEUU, Azerbaiyán y Dinamarca son insuficientes para las necesidades europeas.
Mientras Rusia juega sus cartas en silencio, Occidente parece actuar en un escenario, los funcionarios europeos no dudan en amenazar a Rusia y públicamente expresar sus planes. En esos momentos dicen a quienes los quieran escuchar que han decidido seguir adquiriendo gas ruso para que a partir de finales de año puedan ir discontinuando las compras hasta prescindir del gas ruso sin que eso afecte a los precios del mercado, que si sube perjudica a sus economías y beneficia a Rusia, mientras que los EEUU hacen trascender que el dinero congelado a Rusia será utilizado para reconstruir Ucrania, tal vez en manos polacas que ambicionan la zona oeste del país.
La respuesta rusa es obvia, el Presidente de la Duma Vyacheslav Volodin es de la más elemental lógica, si los países occidentales tienen estos planes serían aconsejables medidas como hacer lo propio con los bienes de los países hostiles (ya de por sí hay empresarios rusos que compran bienes extranjeros a precio de saldo) y cortar el flujo de gas ahora y no esperar que la UE encuentre la forma de alivianar sus costos perjudicando a Rusia.
En este contexto la propaganda Occidental comienza a quedarse sin municiones, ya no puede seguir hablando de miles de bajas rusas pues superaría los propios efectivos existentes, la situación económica es inocultable y la fuga hacia adelante sería una guerra nuclear con este país, la que no tiene forma de ganar.
En este marco apelan a las campañas más burdas como en apenas un par de días pasar de sugerir que Putin podría estar enfermo a que su enfermedad es doble, una neurodegenerativa, Parkinson, y otra letal, cáncer.
Las fuentes, cuando no, son tabloides británicos, quienes reproducen estas noticias en base a diagnósticos hechos por centros de inteligencia en función de una imagen donde Putin sentado toma el borde de la mesa mientras escucha a su ministro de Defensa Shoigú y la otra imagen en cuestión es un gesto durante una misa que hace con la boca.
La fantasiosa imaginación periodística obediente a los designios del MI6 seguramente han hecho innecesarios todos los mecanismos de diagnóstico de una enfermedad con que cuenta la medicina moderna. No hacen falta ecografías, resonancias magnéticas, análisis de sangre buscando marcadores ni siquiera una biopsia, un par de imágenes son suficientes para saber lo grave de las enfermedades que acosan a Putin y aún ya tienen el nombre de quien lo va a suceder temporariamente mientras es sometido a una cirugía explicando que burlan los caminos constitucionales.
Claro, no olvidemos que el cáncer de Putin y el Parkinson le producen alucinaciones, lo que obviamente explica por qué desafía a Occidente, y esto lo hacen mientras el presidente de EEUU, es un tal Joseph Biden que saluda imaginariamente en los actos públicos a personas inexistentes.
¿Puede estar Putin enfermo? Por supuesto que puede, pero ese no es el punto. Lo importante es que no se puede hacer el diagnóstico de esa manera, sin embargo, lo hacen y nadie en la prensa Occidental se pregunta en base a qué razones presentan esto como real.
Uno podría caer en la tentación de preguntarse por qué harían algo tan burdo que en unos días caería por su propio peso. Bien la respuesta es simple, impunidad, el manejo mediático impune les permite decir absolutamente cualquier cosa y luego seguir como si nada.
Hemos visto como denunciaron en Mariupol un bombardeo a un hospital maternal por parte de Rusia que jamás ocurrió y que fue extinguiéndose cuando una de las protagonistas de la escena contó la verdad a los medios rusos, lo mismo sucedió con el bombardeo a una estación de trenes en Kramatorsk que cayó en el olvido cuando se publicó en Rusia las fotos del misil Tochka U ucraniano y su número de serie. Nada pasó, nadie cuestionó nada, nadie hizo autocrítica, nadie hizo desmentidas o aclaró los hechos,
¿Por qué sería distinto con la presunta enfermedad de Putin?
Como decíamos, la OTAN solo gana la batalla en un campo, el mediático informativo analítico, pero en la realidad las noticias no son alentadoras y todo hace presumir que en el futuro serán aún peor para Occidente, la gran pregunta a responder es qué hará este hato de políticos acomodaticios e inmorales que hoy establecen las políticas de las naciones occidentales cuando la verdad sea ya inocultable y la propaganda no alcance a cubrirla.
No tienen salida, admitir su error y terminar sus días en una prisión difícilmente esté en sus cálculos, la otra posible alternativa es acelerar el camino hacia la guerra total.
Ya tienen compradas sus parcelas en Nueva Zelandia, llegado el caso.
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*Marcelo Ramírez es analista en Geopolítica. Director de AsiaTV.
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Fuente: KONTRAINFO
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