1 de abril de 2010

La Madre de la Democracia

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Hubo ayer - en el primer aniversario de su fallecimiento - muchos homenajes al "padre de la democracia". No se han animado a recordar a la "madre de la democracia". Seguro que alguno la hará mañana, a su manera, recordando la "aventura de la dictadura" del 2 de abril.

Los padres de la democracia argentina
"... No nos engañemos. Nuestra “democracia con derechos humanos” no es producto de luchas populares como lo fueron en su momento el “cordobazo” y otras para derribar a la dictadura de entonces. Nuestra democracia llegó impulsada por las fragatas inglesas de Malvinas. La caída del Proceso fue el resultado de una cúpula liberal (civil y militar) incapaz de luchar contra el imperio más allá de cierto punto. Pero nuestra clase dirigente “democrática” procede como si ellos hubieran derrotado el Proceso... "
Edgar Schimd

Carta Magna británica & teocracia anacrónica
por Pablo Crocchi

Distorsión oficial y académica de verdades objetivas

«Para mantener un estado de opresión no basta la fuerza externa; es esencial que los oprimidos acepten el discurso del Amo y por lo tanto su supuesta inferioridad y falta de mérito.» Franz Fanon

Malvinas ’82 ¿‘democracia vs. dictadura o guerra colonialista?

Creemos necesario alertar sobre la persistente o crónica trama de mentiras y falacias difundidas en nuestras universidades e institutos de educación acerca de la verdadera condición política del Estado usurpador de nuestros archipiélagos del Atlántico Sur, presentando además a nuestra República como “país atrasado institucionalmente” para lograr en el campo psicológico un contraste favorable a la potencia ocupante.

Se enseña en los programas de Derecho Constitucional que el origen y antecedente de las constituciones del mundo sería la carta patente o decreto real de un monarca inglés de funesta fama histórica apodado ‘Juan Sin Tierras’, quien entró en la leyenda de Robin Hood como su principal enemigo. Este monarca no solo usurpaba el cetro si no que usó su poder en forma despótica y abusiva. A ese decreto real reconociendo derechos arrancados bajo presión de la furia los súbditos sublevados y en armas, se le llama “Carta Magna”.

De esta forma se prestigia a Gran Bretaña como una suerte de “madre de las democracias del mundo” siendo en realidad una tiranía institucionalizada con castas de sangre privilegiadas, sistema cuya sola existencia ofende al género humano y a los principios consagrados en la carta fundacional de las Naciones Unidas. No es nuestra intención entrar en consideraciones de orden interno sobre ese Estado que tiene pleno derecho a implementar el gobierno que le plazca, pero dada la insistencia sobre nuestra situación interna del año 1982 y la insistente prédica de que « la Guerra de Malvinas se trató de una confrontación entre «Democracia vs. Dictadura», y que «los argentinos le debemos un monumento a Margaret Thatcher» y otras cínicas muletillas, creemos necesario un breve análisis orientado a corregir frecuentes errores en textos y programas oficiales de enseñanza que inculcan falsedades.

Efectivamente en 1982 padecíamos un gobierno de facto dictatorial conformado por un triunvirato militar, producto de la ruptura del orden institucional en 1976, a la que el Reino Unido contribuyó de varias formas. Pero veamos la situación institucional británica permanente o crónica y no circunstancial, como lo fueron Juan Sin tierras u Oliver Cromwell.

Monarquía absoluta y teocracia

Gran bretaña es hoy el único Estado de la Unión Europea , exceptuando al Vaticano, que no tiene ni tuvo jamás constitución escrita, ya que se trata de una monarquía absoluta y hereditaria sostenida fundamentalmente en la cámara alta del parlamento llamada ‘Cámara de los Lords’ [en inglés House of Lords; nombre completo: The Right Honourable the Lords Spiritual and Temporal of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland in Parliament Assembled] integrada solo por miembros de la casta privilegiada que ostenta títulos de nobleza hereditarios o adquiridos por designación de la corona en retribución a servicios especiales, en cuyo caso sus bancas solo son vitalicias. El derecho a ocupar bancas en la Cámara de los Lores era exclusivamente hereditario, pero tras sucesivas reformas sus miembros por herencia son actualmente una fracción. La remuneración básica por ocupar esas bancas es de unos 65.000 euros mensuales, que paga el Estado del erario público. Cabe destacar que la población del Reino Unido actualmente es de unos 60.200.000 habitantes aprox. El año pasado (2009) se destapó un escándalo por el abuso generalizado que hacían esos parlamentarios de gastos asignados para su segunda vivienda.


Desde marzo de 2010 la Cámara de los Lores cuenta con 733 miembros, 87 más que la Cámara de los Comunes, que cuenta con 646.

La Cámara de los Lores se compone de Pares del Reino (cargos hereditarios), Pares Vitalicios (cargos creados por la corona en reconocimiento a servicios destacados) y Pares Espirituales (arzobispos de Canterbury y de York, los obispos de Londres, Durham y Winchester, así como otros 20 obispos de la Iglesia de Inglaterra). Pese a las propuestas laboristas esa Cámara se opone firmemente a tener miembros elegidos. «Sin embargo el actual primer ministro Gordon Brown, quiere terminar la reforma que iniciara su antecesor, Tony Blair, eliminando la Cámara de los Lores y sustituyéndola por una Cámara alta en la que 300 de sus miembros sean elegidos en las urnas.»

El gobierno político y la Cámara de los Comunes, ambos electivos, ejercen un poder limitado ya que pueden ser disueltos por Carta Patente (decreto real), y también sus decisiones podrán ser vetadas por la corona, quien por ese medio veta fallos de la misma Corte Suprema de Justicia del Reino Unido. Así puede declarar la guerra, firmar la paz o pactar alianzas sin consulta previa con otro organismo. Es decir, la voluntad unilateral Real es la Ley máxima en esa nación.

La colección histórica de esas Cartas Patentes en las que se conceden o niegan derechos a sus súbditos es lo que se pretende mostrar como una constitución. Sabemos que una constitución para ser considerada como tal debe emanar de una asamblea o congreso de amplio consenso convocado a ese efecto. Nunca puede tratarse de un decreto unilateral ni decidida por un grupo social o basado en la jefatura de una fuerza armada.

Muchas monarquías europeas son constitucionales o parlamentarias, pero no Gran Bretaña ni el Vaticano.

Quienes intentan demostrar que el Reino Unido es una monarquía constitucional argumentan el siguiente esquema: «Su modelo constitucional se basa, en primer lugar, en el llamado "derecho estatutario" (Statute Law) cuya elaboración es idéntica a las leyes ordinarias y sólo se diferencian de ellas alcanzando el carácter de constitucionales, por razón de la materia que tratan. Las más importantes son la Carta Magna de 1215, la "Petition Rights" de 1628, el "habeas Corpus Amendment Act" de 1679, el "Bill of Rights" de 1689, el "Axt of Settlement" de 1701, la "Reform Act" de 1832, el "Estatuto de Westminster" de 1931 y los "Parliament Acts" de 1911 y 1949. La jurisprudencia conforma la segunda fuente constitucional a través de las decisiones judiciales que reconocen las costumbres del derecho del Reino, el llamado "Common Law" e interpretan el derecho estatutario.»

Pero toda esa construcción se derrumba frente al hecho de que una sola carta patente del monarca podría anular el efecto esas colecciones centenarias.

El Concejo Privado del monarca británico tiene más poder que cualquier otro cuerpo colegiado o elemento gubernamental. Por eso cuando se repite aquella falacia de ‘el rey reina pero no gobierna’, se refiere en realidad a que no discute nimiedades pero decide determinando cuestiones trascendentes.

En Gran Bretaña no se mueve ni una sección de tiradores sin el sello real y los funcionarios de gobierno electivos son los únicos que rotan, sirviendo de “fusible” para las decisiones bélicas o “antipáticas” y cargan con el costo político para evitar el desgaste de la corona. El ARA Gral. Belgrano supo de esto y también el comandante del submarino que lo hundió y además su madre, pues murieron trágicamente mientras desaparecía la bitácora del HMS Conqueror.

Siendo esa corona encarnación del Estado y cabeza del Commonwealth, de sus colonias, de la Iglesia Anglicana y de una rama principal de la Masonería -cuya periferia son los Rotary Club a escala mundial-, se sustenta en el principio de infalibilidad, que establece: ‘el monarca no se equivoca jamás y ninguno de sus actos o decisiones puede ser considerado errado o malo, pues aunque aparente serlo evita un mal mayor’. Es decir, el monarca es totalmente inimputable, aunque asesinase en forma alevosa a un súbdito y a la vista de todos. Un antiguo fallo, vigente en su jurisprudencia, establece con fuerza de ley que la crítica de un súbdito al monarca debe ser considerado traición y por ello puede ser ejecutado. Si estos conceptos no se consideran ‘fundamentalismo’, tal vez jamás hayamos comprendido a que fenómenos se aplica esa calificación.

La quinta columna colonialista

Sin abrir juicio de valores sobre esta realidad institucional británica -donde su corona tiene el poder de un emperador persa del siglo V antes de Cristo, como el insaciable Leviatán de Hobbes-, nos preocupa que su ocultamiento académico en nuestro país, donde además hay quienes la transforman en una supuesta ‘cuna de las democracias’, provoque errores de apreciación y en la toma de decisiones de nuestros políticos, funcionarios y legisladores nativos que, como todos nosotros, fueron y son embaucados con maliciosa intención colonialista.

En otros tiempos ya lejanos, la Masonería mundial trabajó tenazmente por terminar con las monarquías absolutas levantando como estandartes la verdad científica y la equidad en las relaciones humanas consagradas en el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Hoy sin embargo parece haber claudicado en sus principios esenciales contribuyendo en forma cómplice a silenciar esta situación institucional de la corona británica y muchos otros sucesos vinculados. Universalmente todos parecemos coincidir por lo general en que el ocultamiento oscurantista de la verdad atenta contra la evolución universal de la humanidad y contribuye a su estancamiento, cuando no a su retroceso.

Tal vez en las próximas elecciones de este año 2010 los británicos ventilen este asunto, pues si esta reina ha sido relativamente moderada en el uso de sus atribuciones para el frente interno, sus herederos podrían no serlo y muchos súbditos británicos están hoy preocupados por sus inestables personalidades. Además siempre sobrevuela aquel simpático 007 “con licencia para matar” y los espectros de Gandhi, John Lennon, Bobby Sands o Lady Di entre tantos otros.

Tal vez esa corona permanezca influida por la diosa Kali desde los tiempos en que eran coronados emperadores de la India. Muchos recordamos aún la excelente descripción que hizo Emilio Salgari en su saga Sandokán sobre aquella siniestra secta de estranguladores thugs fanáticos de Kali’ para quienes «el asesinato premeditado en propio beneficio era un deber religioso y se consideraba una sagrada y honorable profesión, en la cual la moral no entraba en juego». Nos preguntamos si aquel episodio histórico no habrá sido otra herramienta terrorista utilizada en la década de 1830 por los mismos directivos de la tristemente célebre Compañía Británica de las Indias Orientales [Honourable East India Company HEIC], para lograr dominar y controlar a una población que sumaba entonces unos 250 millones de habitantes con maharajaes y dirigentes díscolos, a quienes terminaron obligando a cultivar y consumir opio y a venerar a SMB, que ganó prestigio cuando sus tropas lograron infiltrar (¿?) y exterminar a líderes y adeptos del odioso culto criminal.

Guerra psicológica y colonialismo

En el caso argentino, donde llamar ingenuamente como sinónimo ”Carta Magna” a nuestra Constitución es sólo un detalle en el fárrago del culto anglófilo, indudablemente se trata de un efecto del fenómeno colonial instalado en nuestra sociedad a través del síndrome psicológico conocido como “identificación con el agresor”, pues las potencias colonialistas habitualmente utilizan un criterio de situación de “guerra permanente prolongada” a situaciones de paz, desplegando verdaderas acciones de guerra psicológica sobre la población de los territorios que están en su esfera de interés. Recomendamos leer las tres clases magistrales sobre “Guerra Psicológica” dictadas por el entonces Ministro de Salud Dr. Ramón Carrillo [1906-1956] en 1950, ante ofi­ciales de nuestras fuerzas armadas cursantes de la Escuela de Altos Estudios, publicadas hoy en edición virtual por el ‘Laboratorio de Investigaciones Electro-neurobiológicas’

Allí Ramón Carrillo trató el conocimiento y la utilización de la psicología como arma de guerra, considerándola en su doble aspecto: ofensivo y defensivo. Explica que «se utilizan con eficacia el engaño, el ocultamiento o camuflaje, e incluso la difamación como arma para desprestigiar al enemigo. Además se valen en muchos casos, de la persuasión, y en otros, de la intimidación.» Continúa más adelante: «Para inducir al miedo al sector antagónico, se emplean dos procedimientos. Uno es la propaganda negra, que se lleva a cabo por medio de comunicaciones practicables o panfletos clandestinos; tiene por objeto sembrar la desorientación en el contrario y agobiarlo con informaciones fal­sas, rumores, mensajes, etc. La quinta columna, a su vez, pro­cura el desconcierto completo del bando adversario, también mediante informaciones falsas y panfletos y con los servicios de espionaje y contraespionaje. Toda la guerra psicológica ofensiva debe tender a debilitar y quebrar la moral del adversario, desbaratando su ajus­te psicológico. Todo ello se realiza por innumerables procedi­mientos. El periodismo juega aquí su papel más importante.»

Estos métodos de acción psicológica sobre la población se despliegan actualmente con métodos y herramientas más sofisticadas, como la penetración subliminal y la televisión con su efecto audiovisual hipnótico, sumado a técnicas exploradas para instalar hábitos de consumo y conductas, así como para la comercialización masiva de productos.

En doctrinas universalmente aceptadas se considera la guerra como “la continuación de la política”, pero debemos tener presente que para las potencias colonialistas/ imperialistas “la política es la continuación de guerra”, prolongando su accionar encubierto en situaciones de paz sobre regiones de su esfera de interés o parcialmente ocupadas, en una suerte de guerra prolongada o permanente. Es lo que denominan “acciones de seducción y pacificación”.

Para comprender y analizar en profundidad el accionar colonialista, se recomienda también consultar el libro “Los Condenados de la Tierra ” del doctor en psiquiatría Franz Fanon, donde analiza detalladamente la relación social y psicológica entre ‘colonizador dominante y colonizado sometido’.

Mahatma Gandhi decía: “Una verdad por todos ignorada no se transforma en falsa, ni una mentira consensuada por multitudes se convierte en verdad.”

Cuentan que cuando su asesino apuntó a quemarropa el arma al pecho del Mahatma, él mirándolo serenamente a los ojos y sonriente sentenció: «llegaste tarde», pues no sólo lo esperaba desde hacía muchos años, sino que la India ya era irreversiblemente libre. Sus palabras no estaban dirigidas al mísero “gatillo” sino a los poderosos que lo enviaron.

No nos llama la atención que en aquella época en la Cámara de los Lords calificaran a Gandhi como “un santón nazi semidesnudo”, y que fuese el mítico Sir Winston Churchill quien lo expresó. En su descargo debemos tener presente que los Torys siempre se destacaron por el tradicional racismo consolidado por el imperio victoriano, que inspiró luego a los nazis que se preparaban para librar una guerra expansionista. En Naciones Unidas se definió al racismo como la otra cara del colonialismo o su consecuencia necesaria y directa. Recientemente el príncipe Harry, segundo en línea sucesoria, protagonizó dos escándalos emblemáticos cuando se exhibió públicamente con uniforme y brazalete nazi, y luego cuando se dirigió a un cadete pakistaní -cursante en la Academia militar de Sandhurst-, llamándolo ‘cabeza de trapo’ [‘raghead’], término despectivo que hace referencia a quienes usan turbantes.

Conclusiones

El Dr. Raúl Scalabrini Ortiz nos dejó escrito un sabio consejo: «Debemos aprender a desaprender todo aquello que nos mal enseñaron», porque ejercer la ciudadanía y la nacionalidad consciente en todo país colonial dependiente, requiere un esfuerzo de búsqueda que se realiza a partir de una decisión filosófica personal profunda.

En fin, creemos que honrar en nuestras aulas esa carta patente conocida como Carta Magna, del infame Juan Sin Tierras, es peor aún que añorar las cédulas reales de los Borbones que padecimos en la era virreinal.

Esperamos que las autoridades responsables analicen el caso y tomen las medidas adecuadas en los programas de estudio en bien de nuestra sociedad, para la recuperación de nuestra autoestima e identidad, y en homenaje a la verdad, que es fuente de todo derecho y justicia.

Pablo César Crocchi Ruda
Buenos Aires, 25 de marzo de 2010
www.malvinense.com.ar
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