28 de agosto de 2016

"Multiculturalismo" para los demás ...


... pero no para ellos



¿Pureza racial?: 6 formas racistas con las que Israel quiere propiciar la mayoría judía

Israel ha creado y mantenido a lo largo de la historia extravagantes leyes, normas y prácticas que conforman una matriz con un solo objetivo: mantener una mayoría judía y la pureza racial en el país.

Niños del campo de refugiados de Shu’fat en Jerusalén. 
Foto: Anne Paq.

"Israel insiste en ser la patria histórica de todos los judíos del mundo, algo con lo que pocos estarían en desacuerdo. Pero también insiste en ser un país de mayoría judía, cueste lo que cueste. Con el fin de mantener su mayoría judía, deben demonizar a los no judíos, particularmente a los musulmanes y árabes cristianos, como una 'amenaza demográfica'", explica el columnista Zais Jilani en el portal Alternet, quien reúne seis impactantes formas en las que el país pugna por la pureza racial.

1.- Control de natalidad sin consentimiento: Durante años, el Gobierno israelí estuvo administrando inyecciones de Depo-Provera —un potente anticonceptivo de larga duración— a mujeres judías de origen etíope "a menudo sin su conocimiento ni consentimiento" con el fin de controlar la natalidad de esta comunidad, ya que su procedencia judía era a menudo cuestionado por los rabinos. Cuanto esta práctica salió a la luz en el año 2013, se ordenó su cancelación. 

2.- Deportaciones de no judíos: Cualquiera con linaje judío puede trasladarse a Israel y pedir la nacionalidad. Pero si la persona no es judía, el proceso puede ser arriesgado. De toda la multitud de refugiados de los conflictos africanos que han huido a Israel en busca de asilo, a solo un 0,07% se lo han concedido. Recientemente, la radio nacional pública estadounidense aseguraba en un reportaje que muchos de ellos fueron deportados solo para que fueran asesinados por el grupo yihadista Estado Islámico.

3.- Contratos 'sin sexo': En el año 2003, una compañía israelí que contrataba trabajadores de China los obligó a firmar un contrato en el que se comprometían a no casarse ni tener relaciones sexuales con personas judías. No fue tomada ninguna medida legal contra la empresa, ya que Israel no tiene ninguna legislación que proteja a los trabajadores de estos abusos.

4.- Arrebatar a los palestinos el derecho a la tierra: Recientemente, el Tribunal Supremo israelí dispuso dos dictámenes que en esencia permiten a Israel demoler las comunidades palestinas dentro del país (no en los territorios ocupados) para despejar la tierra para los israelíes.

5.- Leyes matrimoniales discriminatorias: Israel prohíbe a su población contraer matrimonio con palestinos al negarse a reconocer a ese cónyuge como ciudadano. Asimismo, el país no cuenta con leyes maritales civiles y deja el matrimonio en manos de los clérigos, que velan por prevenir el matrimonio interracial.

6.- Derecho de retorno, solo para judíos: La política más sistemática destinada a mantener una mayoría judía es la 'ley de retorno'. Bajo esta ley, los judíos pueden ir al país desde cualquier parte del mundo y demandar la ciudadanía, pero los ciudadanos palestinos expulsados de sus casas después de varias guerras, no.

Fuente: RT - Publicado: 18 may 2015 


14 de agosto de 2016

Túpac Amaru y "el relato"



"Hablando de independencia, no se olvide que en la pseudobatalla de Ayacucho, cuyo resultado favorable a las armas secesionistas ya había sido pactado entre masones liberales de ambos hemisferios, el ejército realista se componía de una abrumadora mayoría de peruanos (incluyendo gentes del Alto Perú, actual Bolivia) y hasta tenían que llevar intérpretes de quechua y aimara, mientras que el ejército “patriota” se componía de rioplatenses, venezolanos, neogranadinos, ingleses, irlandeses, alemanes, y también revolucionarios ibéricos."

EL MITO DE TÚPAC AMARU Y LA INDEPENDENCIA
Antonio Moreno Ruiz

José Gabriel Condorcanqui, que pasó a la historia como Túpac Amaru, se convirtió ya en el siglo XX en una suerte de icono revolucionario comunista desde el Perú hasta el Uruguay. Mientras tanto, en el Ecuador, hacían lo propio con el caudillo liberal Eloy Alfaro. Está claro que, puestos a ser desenfadados, los límites escasean.

Con todo, yéndonos a los datos objetivos, lo cierto es que Túpac Amaru era minero, tenía
esclavos y se alzó por defender sus privilegios y exclusivos intereses de casta, y por eso fue combatido por no pocos caciques, sobre todo los puneños, que lo consideraban un noble segundón. Sin esa colaboración de los caciques indios, que seguían ostentando sus títulos y dotes de mando reconocidos por la Corona de Castilla, jamás se hubiera podido sofocar una rebelión del que jamás se pretendió comisario socialista y sí “nuevo inca”, señor de buena parte de Sudamérica; sin pensar en igualitarismos ni por asomo.

Con respecto a relacionar a Túpac Amaru y a las “independencias” hispanoamericanas, hoy vemos en Perú cómo sale Ollanta Humala, un presidente con familia surrealista-indigenista que se ha sacado la nacionalidad italiana y su mandona esposa, con un nombre tan indígena como Nadine… Y entra Pedro Pablo Kuczkynski, un presidente con sangre judeopolaca, alemana y francosuiza, casado con una yanqui, y que tiene también nacionalidad estadounidense.

¿Para esto había que dejar de ser un virreinato integrado en la Monarquía Hispánica y convertirse en una república dizque nacionalista?

Hablando de independencia, no se olvide que en la pseudobatalla de Ayacucho, cuyo resultado favorable a las armas secesionistas ya había sido pactado entre masones liberales de ambos hemisferios, el ejército realista se componía de una abrumadora mayoría de peruanos (incluyendo gentes del Alto Perú, actual Bolivia) y hasta tenían que llevar intérpretes de quechua y aimara, mientras que el ejército “patriota” se componía de rioplatenses, venezolanos, neogranadinos, ingleses, irlandeses, alemanes, y también revolucionarios ibéricos.

El caso peruano es un ejemplo ilustrativo, pero ni por asomo es el único: Es algo que vemos en todos los países hispanos desde principios del siglo XIX. Hasta muy avanzado el periodo republicano hubo resistencia de guerrillas realistas formadas principalmente por indios. La “independencia” no fue popular, fue una imposición comandada desde fuera; y todo intento posterior de reunificación fue abortado en guerras provocadas también desde fuera.

El desquiciamiento separatista antiespañol actual es hermano gemelo del que tuvo lugar en Hispanoamérica, cuando la gran patria común se dividió arbitrariamente por intereses ajenos. Con esta división, fue fácil engendrar lobotomías ahistóricas. Y cada país surgido de la Monarquía Hispánica al final no es más que un títere del imperialismo anglosajón, España la primera.

La Patria Grande...
En Puerto Rico, los invasores yanquis llegaron a prohibir hasta celebrar a los Reyes Magos; con el agravante de que la Canarias del Caribe no tuvo siquiera guerra de independencia.

Si a alguien benefició la desaparición de la Monarquía Hispánica, fue a británicos y estadounidenses. Con razón los próceres separatistas se apoyaron tanto en ellos. A quien mejor le vino la invasión napoleónica fue a los ingleses, con Wellington por bandera, el mismo que decía solidarizarse con España mientras le mandaba tropas a Bolívar, uno de los más anglófilos señoritos del continente, descendiente de traficantes de esclavos, dictador violento que insultaba a tirios y troyanos y convertido en otro icono surrealista; sin mencionar, por supuesto, que quería entregar Panamá y Nicaragua al imperio británico, como tantas otras barrabasadas que hizo.

La desaparición de la Monarquía Hispánica fue el gran puntillazo para el establecimiento de una geopolítica angloprotestante –no sin muchos ribetes sionistas- triunfante, que hasta hoy dura. La leyenda negra y el indigenismo no es sino un acicate más para que el mal continúe.

Con todo, lo consuela es que al ser tanto el descaro, doscientos años de mentiras ya llegan a su fin, y esta corriente crítica llega principalmente por historiadores hispanoamericanos. Al final, todo se sabe y todo río vuelve a su cauce. Tiempo al tiempo.

Fuente: katehon