26 de diciembre de 2014

Green Peace y el ecologismo imperialista


"...He escuchado decir a europeos ricos y educados que los africanos, asiáticos y latinoamericanos no 'deben cometer los mismos errores que nosotros'. Y no ven la hipocresía que implica el hecho de seguir con su elevado estilo de vida mientras exigen a otros que permanezcan en la pobreza..."




Cambio climático, energía nuclear y el desastre de Nazca
Diálogo con el Dr. Patrick Moore, fundador de Greenpeace
El fundador de la entidad se alejó hace 9 años señalando "un fuerte giro a la izquierda" y que se había convertido en "una organización cuya agenda era extremista y políticamente influenciada".
Federico Bernal


La habrá visto y recontra visto ya, pero vuelva el lector a posar la mirada en la imagen que acompaña esta nota. El 7 de diciembre por la noche, activistas de la fundamentalista organización Greenpeace dejaban un mensaje en la zona de las líneas y geoglifos de Nasca (Perú): "¡Tiempo de cambios! El futuro es renovable". El daño, según las autoridades peruanas es irreparable. Las disculpas del grupo medioambiental -que lamentablemente contó entre sus organizadores con el  director de Greenpeace Argentina, Mauro Fernández-, no fueron suficientes para el gobierno del Perú. La agresión de Greenpeace contra el patrimonio cultural del pueblo latinoamericano y de la humanidad toda se realizó en paralelo a la cumbre climática COP-20 de Lima. Importan un comino a esta organización los pueblos de América Latina, el futuro de la humanidad y, paradójicamente, la ecología. Nada más oportuno para analizar el presente nefasto de Greenpeace que entrevistando a uno de sus fundadores, el Dr. Patrick Moore.


¡EXTREMISTAS Y DE ULTRAIZQUIERDA!  Líder en el campo ambientalista internacional por más de 40 años, Moore es cofundador de Greenpeace, habiéndose desempeñado durante nueve años como su Presidente para Canadá y siete años como su Director a nivel internacional. Fue asimismo pieza clave en la mayoría de las campañas que convirtieron a Greenpeace en la organización de activistas ambientalistas más grande del mundo. Sin embargo, algo sucedió que motivó su alejamiento. En efecto, años atrás, el prestigioso ecologista se despachó con una nota donde justificaba su renuncia por considerar que Greenpeace no sólo había "dado un fuerte giro a la izquierda" sino que además se había convertido en "una organización cuya agenda era extremista y políticamente influenciada". Le pedimos que nos profundice sus graves aseveraciones: "A mediados de 1980, cuando la guerra fría estaba llegando a su fin, mucha gente del movimiento por la paz aterrizó en el movimiento ambientalista, trayendo con ellos su pensamiento de izquierda, antiestadounidense... Pero la única manera de continuar en una postura confrontativa y anti-establishment, era adoptar políticas cada vez más extremas, hasta finalmente abandonar por completo la ciencia y la lógica con las políticas de tolerancia cero. Las posiciones del movimiento ambientalista sobre la energía nuclear y la modificación genética reflejan esta línea dura de tolerancia cero...".

EL DILEMA DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES. No es algo de todos los días conversar con uno de los fundadores de Greenpeace y encontrarlo batallando del lado de los combustibles fósiles y, como veremos más adelante, de la energía nuclear. El Dr. Moore nos explica sus motivos: "El 88% de la energía mundial proviene de los combustibles fósiles. Los combustibles fósiles representan alrededor del 98% de la energía del transporte. ¿Cómo llevaremos la comida a las tiendas sin petróleo? ¿Cómo harán los agricultores para cosechar sus cultivos? ¿Retrocederemos hasta tener al 80% de la población empleada en el cultivo de alimentos? Greenpeace dice que debemos 'terminar con nuestra adicción a los combustibles fósiles' a la vez que ataca una plataforma petrolera rusa sobre un bote con motor diesel. Sólo puedo suponer que tienen un deseo de muerte colectivo para la especie humana. 'Cero emisiones' significa cero personas, o retroceder al menos 10.000 años, antes de que empezaran a despejarse los bosques para la agricultura". A propósito de la aberración de Nasca y del mensaje de Greenpeace, le consultamos a Moore cómo reemplazar los combustibles fósiles. Esto nos dijo: "sería posible... si los 'verdes' dejaran de oponerse a la energía hidroeléctrica y a la energía nuclear, que ya representan casi el 30% de la electricidad mundial. Pero se oponen a ambas y sólo apoyan la energía eólica y la solar que considero 'tecnologías destructoras de riqueza' porque son demasiado caras y no funcionan la mayoría de las veces. Cada vez que subvencionamos un parque eólico o solar debemos construir una capacidad equivalente de generación eléctrica mediante una tecnología confiable".

COLONIAJE "EÓLICO Y SOLAR". Le contamos a Moore que, unas semanas atrás, entrevistamos al Director Científico de Greenpeace para el Reino Unido, Doug Parr, a quien le preguntamos si existían estudios serios de factibilidad en relación a alcanzar una matriz 100 renovable en el mediano plazo. El Dr. Parr nos brindó el ejemplo del informe de la PricewaterhouseCoopers (¡notable referencia!) titulado "100% Electricidad Renovable. Una hoja de ruta al 2050 para Europa y África del Norte". El insólito trabajo propone una Unión Europea 100% renovable pero a través de la conversión de África del Norte en una zona 100% renovable. ¿Quién proveerá esa tecnología? ¿Necesita el pueblo africano de energías eólica y solar, socialmente excluyentes, más caras, más ineficientes y menos confiables? Y lo más importante: ¿se trata de una nueva oleada colonialista bajo un ropaje ecologista? El fundador de Greenpeace no dejó margen de duda. "Europa parece haber decidido que África debe permanecer en estado de pobreza. Europa niega a África las tecnologías energéticas de que dispone y también la amenaza con sanciones en caso de que adopte la biotecnología para su agricultura. Europa muestra el colmo de la arrogancia. He escuchado decir a europeos ricos y educados que los africanos, asiáticos y latinoamericanos no 'deben cometer los mismos errores que nosotros'. Y no ven la hipocresía que implica el hecho de seguir con su elevado estilo de vida mientras exigen a otros que permanezcan en la pobreza. No hacen ningún esfuerzo por 'corregir sus errores'. Me disgusta mucho esta actitud. Es condescendiente y, como usted dice, colonial.

¿EL FUTURO ES RENOVABLE?. Lo dramático del ecologismo imperialista (ver nuestra columna del miércoles pasado "Cambio climático, independencia y soberanía") no es su incondicional promoción de las energías eólica y solar, sino su enfermizo rechazo a la energía nuclear. Moore opina al respecto: "Es lamentable que nuestra impresión de la tecnología nuclear se haya basado originalmente en la invención y el uso de la bomba atómica. Incluso yo, con una buena educación científica, me opuse a la energía nuclear en mis primeros años como ecologista. Cometí el error, como casi todo el mundo en el movimiento ambientalista de los años 70 y 80, de confundir la energía nuclear con las armas nucleares, como si todo lo que tuviera relación con lo nuclear y la radiación fuera siniestro. En cambio, debería haber relacionado la energía nuclear con la medicina nuclear, que utiliza la radiación para tratar y diagnosticar a millones de personas cada año y que es una rama muy importante de la medicina. Al igual que la medicina nuclear, la energía nuclear es una tecnología de uso pacífico y beneficioso".

EL IMPERIALISMO ENERGÉTICO DE GREENPEACE. Mientras Greenpeace atentaba contra nuestro patrimonio cultural, el ex vicepresidente de EE.UU. y consultor energético Al Gore defendía a rajatabla, durante su ponencia en la cumbre COP-20 de Lima, un futuro 100% renovables: "El Perú es uno de los cuatro países de América Latina que no sólo ha implementado plantas eólicas en su territorio, sino que también prevé la instalación de paneles solares en 500.000 viviendas de su serranía". ¡Por favor! Perú no necesita de energías renovables social e industrialmente excluyentes, así como tecnológicamente dependientes de Europa y EE.UU., sino de un acceso masivo a la electricidad para toda su población, por cierto, un objetivo únicamente realizable si su matriz energética se basa en los combustibles fósiles más baratos y confiables. Dijo Al Gore también que los glaciares peruanos se derriten por el calentamiento global y que eso perjudicará al pueblo peruano. ¡Qué visite junto a Greenpeace la ciudad de Cerro de Pasco, devastada por la depredación de la minería aurífera y sus multinacionales! En fin, tocó esta vez a las líneas y geoglifos de Nasca; aquello fue gravísimo, pero nada comparado con las consecuencias que tendrá para el pueblo latinoamericano (como para todos los pueblos oprimidos del mundo) que la agenda energética de Greenpeace -que es la del imperialismo, tanto en sus versiones de derecha como de ultraizquierda- termine imponiéndose políticamente en las próximas y decisivas cumbres climáticas.

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16 de diciembre de 2014

El "mundialismo" y la destrucción de Europa

"... lo que ha sustituido al patrioterismo de ayer —el mundialismo desarraigado para el que no hay ni historia ni pasado, ni culturas y pueblos; para el que sólo hay la masa de individuos apátridas del presente— no es en absoluto mejor: es infinitamente peor".  



El sueño (la pesadilla) del mundo como página en blanco

Los globalizadores mundialistas, peores que los nacionalistas patrioteros 

«Estableceremos —escribía Jen Monnet, uno de los fundadores de la actual UE— una Europa federal que esté liberada del peso de los siglos y de las imposiciones de la geografía, y que no efectúe ninguna referencia las realidades nacionales.»

JAVIER RUIZ PORTELLA
17-12-2014

Todos sabemos (o deberíamos saber) hasta qué punto el patrioterismo chulesco e infatuado que imperaba en otros tiempos (y que, en España, aún impera en alguna región) es una pesadilla que ha causado los peores daños a Europa. Sin embargo, lo que ha sustituido al patrioterismo de ayer —el mundialismo desarraigado para el que no hay ni historia ni pasado, ni culturas y pueblos; para el que sólo hay la masa de individuos apátridas del presente— no es en absoluto mejor: es infinitamente peor.

Es peor porque, contrariamente a la apariencia hosca y altanera que caracterizaba al patrioterismo, la ideología globalizadora se presenta bajo una apariencia suave, dulzona, almibarada… Parece cosa leve, ligera… Tan leve y esponjosa como la Nada con la que lo deja envuelto todo.

El engendro burocrático creado en Bruselas bajo el nombre de “Unión Europea” —esa profunda negación de lo que es Europa— constituye una de las principales plasmaciones del nihilismo globalizador. No hay que sorprenderse: el designio globalizador estaba grabado a fuego ya desde los inicios de lo que se llamó al comienzo “Mercado Común” (al menos aquel nombre era más claro, menos engañoso) y luego “Comunidad Europea”.

En 1975, Jean Monnet, uno de los padres de la patria; perdón, de la cosa, escribía en sus Memorias lo siguiente:
 «La propia Comunidad Europa es tan sólo una etapa hacia las formas de organización mundial de mañana. Estableceremos una Europa federal que esté liberada del peso de los siglos y de las imposiciones de la geografía [hablando en plata: Turquía podría formar tranquilamente parte del engendro; y los países del Magreb también, ¿por qué no?], sin efectuar ninguna referencia  las realidades nacionales, y dirigida por una autoridad supranacional desvinculada de las servidumbres de la diplomacia y del parlamentarismo tradicional, encargada de la gestión técnica de un mercado económico, de una gobernancia europea basada en la despolitización [sí, sí, han leído bien: «des-po-li-ti-za-ción»] como forma dominante de gobierno.»

Más claro, agua.