Mientras la Argentina protesta, a veces de manera "enérgica" y otras veces ni siquiera eso, el laborista Gordon Brown -primer ministro inglés- con quien estuvo nuestra presidenta hace un tiempo en una convención de fuerzas progresistas rechazó la protesta argentina por el inicio de las perforaciones petroleras al norte de Gran Malvina, en lo que podría ser en la mayor reserva petrolera del planeta.
No necesita dar muchas explicaciones el amigo progresista de nuestra presidenta: los cuatro aviones Eurofighter Typhoon -valuados en 100 millones de dólares cada uno- que se incorporaron hace pocos meses a la defensa de las islas usurpadas respaldan sus palabras. Del lado argentino las Fuerzas Armadas han sido desmanteladas conforme acuerdos secretos firmados entre la corona y el dúo Menem-Cavallo en Madrid, octubre-1989 y febrero-1990, a los pocos meses de asumir el "turco traidor" y desde la "izquierda" -mascarada de los DDHH mediante (con apoyo inglés, obvio)- por el matrimonio Nac&Pop que gobierna hoy.
"...Nuestras fuerzas armadas hoy día no existen. La dicotomía entre nacionales y liberales, gorilas y peronistas, azules y colorados, legalistas o insurrectos, no existen. Los cuarteles se han ido reciclando en shoppings, malls, cines, estacionamientos, o en puro baldíos, grandes y polvorientas canchas de fútbol, pajonales, pantanos. La estrategia de infiltración iniciada por la CIA y el M16 británico en las organizaciones armadas de los 70, ERP-Montoneros, más la propia locura e ineptitud de unos y otros, dió sus frutos. La derrota nacional es aplastante y absoluta. No queda otra salida que fundar otro país junto con otro ejército. De eso se trata la clave del Bicentenario. O dejar de ser, con el alto costo que ello implica; la desintegración territorial y la colombianización hacia la cual avanzamos a grandes pasos..."
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