12 de febrero de 2018

Indigenismo para dividir a los pueblos



Mapuchismo versus proyecto de unificación de la Patria Grande
Jorge Eduardo Rulli.


A  lo largo de los últimos 20 años insistimos en que el “mapuchismo” y el  “mocasinismo” eran las enfermedades infantiles de los sectores medios  progresistas. Mientras en la zona núcleo se instalaba con impunidad el modelo de la sojización compulsiva y desde allí se proyectaba al interior, empujando la frontera agrícola y despoblando los territorios, ellos, la izquierda progresista reclamaban por un corrimiento de alambrados en Santiago del Estero o iban al sur llevando la banderita mapuche, acaso, también, haciendo campaña para cambiarle el nombre a la Diagonal Sur, Julio Argentino Roca.

Quizá sean irremediablemente estultos, pero nuestro deber es desaznarlos, y recordarles que la Patria Grande es Hispanoamérica o acaso Indoamérica como decía Haya de la Torre. Somos una Patria común  que no ha logrado unirse, y que fue fragmentada por los intereses de  la  Gran Bretaña y los Estados Unidos a lo largo del proceso de la  independencia. 

Los pueblos indios, todos, son referencias insustituibles en la generación de una identidad cultural que nos sea común a todo el  continente. Mientras ese fue el objetivo de nuestros grandes líderes, ahora, por el contrario, los progresistas han  construido, verbigracia, una Bolivia Multinacional... caen en el ridículo  sin conciencia alguna, ya que el marxismo de manuales los ha llevado a  extraviar el sentido común.

El encuentro de la Internacional comunista  que se reunió en 1930 en Montevideo, resolvió promover repúblicas étnicas en América Latina. Era el estalinismo codovillista, o sea el último escalón de la degradación de una revolución rusa que terminó en el  Gulag.

La URSS ya no existe, pero su expectro nefasto continúa en sus agentes que siguen levantando la propuesta de las Repúblicas étnicas. En  este caso ello se suma al kirchnerismo póstumo que intenta preservar su  masa de dirigentes corruptos con discursos políticos. 

De esa manera continúan  insistiendo en que Macri es la dictadura y que desaparece  personas, también que reprime en una guerra sucia. 

No dicen,en cambio, que quien conduce esa represión era conducción de la columna norte de  Montoneros, la misma que secuestró a los Born, y que luego ante el menemismo promovió los aportes a la campaña electoral del riojano y respaldó los diálogos con Mario Hirsch, el ejecutivo de Bunge y Born, para que los ministros de economía de Menem fuesen de la empresa. Tampoco dicen que el antiguo comandante de Patricia Bullrich y financista del dinero del secuestro de los Born, Mario Montoto, es el actual presidente del la Cámara de Comercio Argentino-israelì y quien le asegura, tanto a la Bullrich como al gobierno de Cambiemos, los instrumentos represivos más sofisticados que provienen del arsenal judío.  

Hay un modelo que se nos impone a la consideración de nuestro pensamiento político: la misma generación que desorbitó el gobierno de Perón en los años 70 y que facilitó el golpe militar, es la  misma que diezmada, escarmentada y sin horizontes revolucionarios respaldó a Menem y al proyecto de los agronegocios de Mario Hirsch en los años 90. 

Es el  progresismo,  culturalmente de 
izquierda gramsciana, políticamente de 
centro  y  económicamente de derecha

Si alguien duda de  ello todavía, Néstor y Cristina lo corroboraron durante largos 12 años de manera sobrada. Es el  progresismo, culturalmente de izquierda gramsciana, políticamente de  centro y económicamente de derecha. Quebrados por la represión militar no abandonaron su enorme soberbia, pero reemplazaron el Socialismo por el  asistencialismo y los subsidios... y ello no sólo en la Argentina, sino a lo largo de todo el continente arrastrados por un proceso similar de la revolución cubana. 

Ahora vemos cómo, mientras el mapuchismo se disuelve en el fárrago de noticias argentinas y pocos se recuerdan de Santiago Maldonado, luego de una autopsia de numerosos peritos de  parte, que acalló todas las campañas que se llevaban a cabo, y que dio al  traste con las suposiciones más interesadas, el tema intenta ahora  reinstalarse en el exterior ¿Por qué en este caso nos preocupa? porque  lo reinstalan en México y porque apuntan a Chiapas, apuntan a quebrar los  vínculos posibles con el zapatismo libertario. Recordemos que en los "caracoles", un campesino que acepte un plan social, o el subsidio de una  vaca o un caballo contraría las leyes morales establecidas por el EZLN.  

...y digamos que el éxito del zapatismo ha sido 
reunir a  numerosos y diversos pueblos indígenas, 
pero  que  todos  ellos  se  sienten   mexicanos 
y  levantan  una  sola bandera,  la  de  México.

Recordemos que en Chiapas al zapatismo se lo enfrenta, no con la derecha sino  con un kirchnerismo  mexicano, o sea, con la izquierda del PRI, el MORENA, el Partido Verde, y hasta con los sindicatos de la Via Campesina... y digamos que el éxito del zapatismo ha sido reunir a  numerosos y diversos pueblos indígenas, pero que todos ellos se sienten  mexicanos y levantan una sola bandera, la de México. 

Siento que en esta  dificilísima batalla ideológica en la que estamos en la Argentina, buscando salir de la confusión programada y recuperar las memorias revolucionarias que nos son propias, sufrimos una especie de ataque de tenazas. El kirchnerismo  por una parte, llevando a México las banderas mapuches, y por otra la hegemonía de un archipiélago de franquicias supuestamente peronistas, que en mucho se parecen al PRI mexicano y que se han distanciado absolutamente de toda propuesta popular nacional o revolucionaria. 

No es una pelea fácil, en especial cuando monseñor Sanchez Sorondo nos dice que China ha puesto en práctica la Doctrina  social de la Iglesia ¿? y cuando países como Libia, Afganistan o Irak  ,acaso también,la república de Siria han sido borradas del mapa y  desestructuradas como naciones para que sus poblaciones sobrevivan en el éxodo... cuando Palestina es arrasada bajo el terror diario del sionismo y esa soldadesca implacable descansa y se recupera cada año en las playas y en las montañas del Uruguay y la Argentina. 

El mundo de la posglobalización es, sin duda, un horror, pero ello no nos consuela de nuestras propias impotencias .Tenemos el deber de esclarecer la conciencia nacional, comparar a Macri con la dictadura militar es una trampa que refiere a la soberbia electoral herida, pero que justifica no hablar del colosal endeudamiento externo y menos aún de las políticas de Estado, que continúan y que, en lo fundamental, no han cambiado desde los años noventa.  

Nuestra lucha continúa siendo la de recuperar un proyecto nacional y  unir a la Patria grande desmembrada, la verdadera Nación irredenta,  inconclusa, la que debe generar su propia identidad cultural basada en  el mestizaje de todos los elementos que se cimentaron sobre las raíces indígenas y la colonización hispana. Esa es nuestra lucha, a la que convoca Trinchera.

Jorge Eduardo Rulli.
SÁBADO, 10 DE FEBRERO DE 2018

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